Fueron varias semanas las que padres de familia acaudalados exigieron el regreso a clases presenciales, argumentando que los niños de educación básica han presentado ya afectaciones graves psicológicas, físicas y otras más, esto sin respeto alguno ante el temor de miles de padres de familia que no tienen los recursos suficientes, en algunos casos ni siquiera para comprar cubrebocas para sus hijos.

Entonces la pregunta es: ¿ahora que se autorizaron las clases presenciales, ayudarán con dinero o insumos -que obviamente ellos sí tienen- para garantizar que las escuelas de bajos recursos tengan lo necesario para prevenir contagios? Aún no los vemos con pancartas y “claxonazos” exigiendo mejoras a las escuelas públicas.

La semana pasada el Gobierno del Estado de Chihuahua anunció el regreso a clases presenciales, la tan anhelada noticia de padres de familia que tienen a sus hijos en colegios “de primera” en la ciudad, y que en la mayoría de los casos estos ya tienen la vacuna vs el Covid-19 que seguramente les fue proporcionada en los Estados Unidos, ya que en México aún estamos a la espera (en pañales dirían algunos).

El problema radica en que muchas de las escuelas son precarias, no tienen ni la logística ni las herramientas necesarias para poder funcionar y garantizar la sana distancia, y sobre todo mantener los insumos de prevención.

Es cierto que el gobierno anunció el regreso a clases escalonado, con base en los indicadores que analiza el Consejo de Salud Estatal, luego de que los contagios se vieron ampliamente reducidos de un día para otro la semana pasada.

Y es que luego de haber permanecido cerca de 3 semanas con contagios diarios superiores a los 1000 casos, de una jornada a otra se redujeron a poco más 200.

Y se desconoce si las cifras son reales o por algún motivo cambiaron drásticamente, sin embargo, de lo que se trata es de saber si la decisión fue la correcta, ya que los niños son, en este momento, un blanco muy fuerte para los contagios y complicaciones de salud, sobre todo al ser vulnerables por no tener siquiera la primera vacuna contra el virus.

Pero… ¿a que atiende la necesidad de escribir esta RapiColumna?, a solidarizarnos con esas miles y miles de familias que sienten temor de que sus hijos puedan contagiarse y morir, o traer el virus a la casa y que a las personas vulnerables dentro del núcleo familiar enfermen y mueran.

Es lógico, es natural, la conciencia debe ser plena de las autoridades y de las personas que sí tienen lo suficiente (y más),  porque se trata del tema de la salud y la vida de los ciudadanos; No es fácil para una persona a la que ya se le hayan muerto familiares por Covid, decirle que todo va a estar bien y que con la sana distancia y el gel antibacterial no se contagiarán o provocarán afectaciones a la salud de sus familiares.

Es hora de unir, no dividir, es hora de exigir al gobierno federal y a las autoridades de salud que garanticen de manera urgente la vacunación de menores para que puedan salir a la calle y en caso de contagiarse no se complique su salud.

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