Chapulín , así nos dicen a quienes brincamos de un partido a otro , no importa cuantas veces lo hagas , el caso es hacerlo una vez y serás un saltarín especializado. 

Como me niego a creer que el ejercicio político es meramente conveniencia personal y  búsqueda de beneficios circunstanciales inmediatos,  he querido  encontrar otras variables para explicarme el chile con queso que hacemos con nuestras desiciones público- políticas. 

Anteriormente la gente nacía y moría en un partido  , abrazaban sus ideologías , protegían líderes inmaculados , defendían sus causas , se disputaban por posiciones , se decepcionaban , se reconciliaban y volvían .  

Se podía estar en desacuerdo , pero jamás salirse del huacal , nadie quería dejar de pertenecer al partido  , nadie lo hacía . 

Cuando la corrupción fue insostenible , cuando las conspiraciones  de las cúpulas  fueron descubierto, los militantes dejaron de proteger a sus instituciones partidistas y entonces la sociedad los rechazó con más fuerza . 

Y así estamos, divorciados, en colera  con los emblemas partidistas , enojados porque no cumplieron sus promesas. 

Y Mientras ese divorcio se vive afuera , dentro de los hogares políticos las grupos como las familias se vuelven disfuncionales . 

No hace falta ser muy listo para entender que lo que buscamos a quienes nos gusta la acción social ; es acciónar, transformar, participar y por supuesto pertenecer , ser parte de un proyecto . 

Celeste Dávila de León y Gemma Jiménez García de la Universidad Complutense de Madrid, realizaron un análisis profundo de los efectos del sentido de pertenecía en las organizaciones.  Los autores  señalan que el “compromiso afectivo” es como un estado mental positivo, de realización , que se caracteriza por altos niveles de energía y resiliencia mental en el desa- rrollo del mismo, y por el deseo de esforzarse incluso ante la presencia de dificultades. 

Cuando el compromiso es genuino el sentido de pertenecía es vital , y entendiendo que ninguna institución política persigue el mal , sin sentido de pertenencia, su ideología  y sus causas dejan de tener sentido cuando no se siente como propio . 

Hoy pareciera que poco importa si estás o no , hoy los partidos políticos lejos de convocar,  incluir y sumar se mantienen herméticos cerrando sus filas haciéndose más esbeltos al interior , quizás mas prácticos pero menos incluyentes . 

En el siguiente proceso electoral veremos que tanto nos seguirá costando este divorcio social  , si continuamos haciendo como que hacemos;  si pertenecer sin compromiso es  la nueva forma  de hacer política , nos dirá si éste encubrimiento y falta de pertenecía se traduzca en un  escaso afecto social  de los gobernantes a los gobernados y viceversa que cada vez nos cuesta más caro .